Sentimiento...

No es mi costumbre pedir cosas, pocas veces lo hago... solo si es muy importante.
Esta vez no pedí nada, ofrecí algo sin el souvenir acostumbrado y sin los planes armados, la respuesta no fue lo que esperaba y dije lo que pensaba de ello.
No presiono, nunca ha sido mi intención, pero necesito decir lo que siento... siempre callo y eso ha hecho mucho mal a mi ser en todos sus aspectos. ¡Qué pena más grande que la primera vez que digo como me siento me digan que pareciera que estuviera presionando!
Al decir lo que siento solo busco desahogarme, alivianar mi pecho, pedir a alguien que entienda como me siento, no es culpar, presionar ni dar lástima... Pero esta vez siento que ha sido para peor...
Creo que este pequeño espacio seguirá siendo mi mejor amigo para hacer catarsis... es el único lugar que me da un poquito de tranquilidad para hacerlo.

Lo peor es que lamento haber hecho sentir mal a alguien... ¡sobre todo porque nunca fue mi intención hacerlo! y lo más probable es que esa persona tampoco quisiera hacerme sentir así.

Diario de un viajero (parte IV)

Día 22: Me encanta, voy de vuelta a casa y a lo lejos veo sembradas centenares de luces rompiendo la monotonía de la oscuridad de la noche ...Siento que esos puntitos de color naranja son los que me dan la primera bienvenida a la cuidad donde vivo.

Día 23: Miro con atención por la ventana del metro y veo que las luces de los postes dibujan con presición la geografía de la cuidad. Interesante.

Día 24: - Despierte, llegamos al Monte. - Gracias, pero bajo en Melipilla. - Es que yo una vez me pase, por eso la despierto. - Gracias (sonrisa forzada, me vuelvo con intenciones de volver a dormir) - Oiga, mejor no se vuelva hacia allá, que se venia pegando en la cabeza con la ventana. - Gracias (¬¬)

Día 25: Despierto remolona, a pesar del reducido espacio que tengo en este asiento he dormido bien, ha sido reparador. El señor a mi lado me mira y dice: "¿No te duele el cuello?, venias con la cabeza colgando". Para mis adentros pienso "espero que no me haya babeado".

Día 26: ¡Qué difícil es llegar de día a casa durante el invierno! ¡Qué difícil es no morir de frío en esa media cuadra que hay desde la bajada del bus hasta la casa!

Día 27: (Rutina) Llego a la estación, paso a la panadería y compro un sandwich, un jugo y una facturita; paso a la garita y compro pasajes, paso frente a los buses y entro al baño, vuelvo y hago la fila para subir al bus, pago mi pasaje, busco un asiento junto a la ventana, saco el pan, me como la mitad, tomo jugo, duermo, despierto y me como la segunda mitad del pan... "Me deja en el primer pasaje de la derecha", me bajo y corro a casa escapando del frío.
Lo más probable es que mañana sea todo igual.

Día 28: Lamentablemente no tengo audifonos, lamentablemente tengo que escuchar a la gente, lamentablemente voy mareada por la chillona e imparable voz de la señora sentada tras de mi al punto que pienso bajar y esperar la siguiente micro. (Al poco rato bajo ella ^^)

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quiero un poquito de vida...

salir tranquila, sin palidecer, sin que los nervios revuelvan mi estomago mareándome hasta el punto de que casi no puedo reír

caminar por los caminos de siempre sin darme cuenta

disfrutar con la gente que quiero...

¡me siento tan distante de todo eso!

quiero un abrazo grande y apretado de las personas que extraño

¡quiero tanto esas pequeñas grandes cosas llenas de color!

esas cosas que me dan alas para seguir creyendo, que me dan fuerzas



(como siempre en mi vida, mi familia es la excepción)

Foto de un sueño