10/6/08

Diario de un viajero (parte 2)


Día 8:
Me siento junto a la ventana y por su reflejo espió a los pasajeros. La verdad es que siempre lo he hecho, creo que es mejor, así evito que ellos se sientas observados y a la vez me resguardo de sus miradas. A mi parecer una buena táctica.

Día 9: Al parecer este a sido un día agotador para todos, comienzo a dormirme y algo toca mi hombro.Miro. Es la cabeza de una mujer sentada a mi lado. Espero mi hombro le resulte cómodo... y que ella no babee...

Día 10: Comienza el viaje y junto con ello una aventura atrapada en hojas. Empiezo a leer y recuerdo haber leído este libro antes, hace muchos años. Decido volver a leerlo, mi mente lo ha tachado de bueno sin yo recordarlo mayormente. Pasa un rato y no se si lo entiendo mejor que antes o si no recordaba nada o si simplemente la historia me esta volviendo a gustar. De lo que si estoy segura es que la percepción de las cosas por parte de las personas varían conforme pasa el tiempo, respondiendo a sus experiencias.

Día 11: (El hombre de la montaña) Un hombre sube al bus. Siempre ha llamado mi atención, es mas alto que el resto y a las 8 de la tarde lleva su negra melena mojada. Parece un montañista, es fornido y siempre lleva una gran mochila. Como no suele sentarse junto a la ventana alguna vez me senté junto a él. Nunca hemos hablado, pero el saludo nunca falta. Tiene una mirada amable, pero no deja de ser un enigma.

Día 12: Me siento extraña. Hace un momento pensaba en algo, en... ya no se qué. Fue hace solo unos segundos, siento como si hubiera regresado de otro mundo, y mientras mas trato de recordar más me sumo en este trance... ¿Qué lo produce? no lo sé. Quizás el calor, el mismo calor que empaña los vidrios y me muestra difuso el paisaje de este día nublado, gris, oscuro.

Día 13: ¿Por qué las nubes por la mañana aun guardan el azul de la noche? poco después mutan a gris y así se mantienen. ¿Lloverá? ¡A lo mejor! quiero empaparme y quedar como sopa, chapotear, ver a la gente temerle al agua y sentir como se vacían las calles.

Día 14: llena las hojas de su libreta. Mientras tanto yo vago ente la ventana y sus garabatos. Me pide que le espere, que ya termina. Pasa un rato y se Casi nunca lo veo, casi nunca hablamos, aun así el saca sus apuntes y estudia. El siempre estudia, lo miro y admiro (por más que trate yo no puedo ser así, el bus es para hablar, dormir, conversar, escribir, pensar... ). A ratos me distraigo, el murmura lo que escribe y rápidamenteríe de sus resultados. Es irónico llenar 2 hojas para terminar en un uno. Bueno, así es él, un ingeniero viajero.


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