- Un regalo - dijo con una rosa de papel en la mano y una sonrisa en el rostro.
- Pero... - contesté - ... si se la regale yo...
- Si, lo sé. - afirmó - Te la regalo por un ratito, después me la devuelves.
Mi cara de extrañeza fue inevitable.
-Es para que tengas ánimo - dijo finalmente mi madre.
Tome la rosa y la deje en el lapicero. Cada vez que la miro no puedo evitar sonreír.
Definitivamente ya sé de donde vengo.
29/11/09
Ánimo
Publicado por Baron en 0:19
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